Amarga mascarada en Venezuela
marzo 3, 2019
PARAGUAY LE DA LA MANO A VENEZUELA
marzo 4, 2019
Show all

Venezuela, un periodismo en peligro de extinción

La detención de reporteros de Univisión subraya la difícil tarea de los medios venezolanos críticos con el chavismo

  • El País (América)
  • 3 Mar 2019
  • JAVIER LAFUENTE,

El periodismo libre en Venezuela es una rara especie en peligro de extinción. Así lo define Luz Mely Reyes, cofundadora y directora de Efecto Cocuyo, uno de los medios emergentes en el país, y elegida por la revista Time como una de las personas del año en 2018. “Los periodistas jóvenes han sido sometidos a una situación que nosotros jamás habíamos vivido”, asegura Reyes que explica que antes había empresas de comunicación y medios grandes que sobrevivían. Ahora, dice, los mataron a todos. La polémica por la retención del periodista mexicano Jorge Ramos y la confiscación del material de los 17 minutos de entrevista que le había realizado a Nicolás Maduro logró el repudio internacional y volvió a poner el foco sobre el día a día de los periodistas en Venezuela desde que Nicolás Maduro asumiese la presidencia en 2013 con un claro programa de control de la información.

En lo que va de año, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa ha constatado las detenciones de 34 informadores y decenas de periodistas se han visto obligados a exiliarse en los últimos años. El amedrentamiento y la falta de seguridad, unido a las carencias de papel y al cierre de medios, ha catapultado a los medios independientes en Internet como casi la única alternativa que existe para saber lo que ocurre dentro del país. “La gente se informa a través de Twitter, Instagram o Facebook, cuando hay Internet”, dice la reportera Clavel Rangel. “Estamos en un estado de soledad, trabajar en condiciones muy hostiles afecta”, asegura.

Luz Mely Reyes ha vivido “todos los golpes de Estado” de la historia reciente de Venezuela. No es que sea motivo de celebración, sino experiencia suficiente como para que afirme que en ninguna crisis el periodismo libre se ha visto tan golpeado como en la actual, que asola desde hace años al país. Antes, mal que bien, explica Reyes, había empresas de comunicación y los medios grandes sobrevivían. Todos fueron muriendo. Los mataron. “Los periodistas jóvenes han sido sometidos a una situación que nosotros nunca habíamos vivido”.

Reyes, a quien la revista Time destacó como una de las personas del año en 2018 por su trabajo en Venezuela, cofundó y dirige Efecto Cocuyo, uno de los medios emergentes con más influencia en el país. Un proyecto que ha ido tomando forma a base de no pocos contratiempos. “Tuvimos que aprender sobre la marcha cómo cubrir esto”, aseguraba Reyes el jueves en la redacción, después de terminar una entrevista con la experta en fuerzas armadas Rocío San Miguel, que transmitieron a través de Instagram y Periscope y que más de 11.000 personas siguieron en vivo.

“La falta de estructura de medios hace que el periodista trabaje con las uñas”, resume Reyes, para quien la muerte de al menos cuatro indígenas pemones en Santa Elena de Uairén (sureste del país, frontera con Brasil) es el caso reciente más significativo. Mientras casi todos los focos estaban puestos, por un lado, en los límites con Colombia y, por otro, en el territorio brasileño, la información de lo que ocurría en los ataques de los militares a los pemones llegaba a cuentagotas. “La gente se puede preguntar por qué no había periodistas del lado venezolano, pero es que no solo es una zona de difícil acceso, la seguridad tampoco está garantizada”.

La polémica por la retención del periodista mexicano de Univision Jorge Ramos y de su equipo, así como la confiscación del material de los 17 minutos de entrevista que le había realizado a Nicolás Maduro hasta que este se molestó por el tono de las preguntas y por un vídeo que le mostró el reportero en el que aparecían varios jóvenes comiendo de la basura, logró el repudio internacional y volvió a poner el foco sobre el día a día de los periodistas en Venezuela.

La reportera Clavel Rangel, de 33 años, vive en Puerto Ordaz y trata de cubrir el territorio más vasto del país, incluyendo la zona donde fueron atacados los pemones. Estudió periodismo y vivió varios años en Caracas, pero su objetivo siempre ha sido fundar una unidad de investigación en la tierra donde creció, en el arco minero del Orinoco, donde llegó a haber 11 diarios impresos y hoy solo queda uno. “La gente se informa a través de Twitter, Instagram o Facebook, pero solo cuando hay Internet”, asegura en referencia a las continuas fallas de las compañías telefónicas, cuando no a problemas con los cableados de las localidades. Para tratar de revertir el problema, Rangel, junto a otros tres periodistas y cuatro productores —algunos de ellos viven en España y EE UU— han creado un servicio de información pública: tres notas de voz diarias, una suerte de boletín informativo de radio, que distribuyen a través de las redes sociales y WhatsApp, donde cuentan con 20.000 grupos de conversación. “Queremos evitar que la gente deje de informarse”, asegura.

A las carencias de todo tipo se une un serio problema de seguridad y de amedrentamiento. “No podemos compararnos con países como México o lo que ocurrió en Colombia, pero el ataque consistente a los periodistas existe. No es un concurso de agresiones, de ver dónde es peor, pero estamos en un estado de soledad, trabajar en condiciones muy hostiles afecta”, asegura Reyes.

Internet y las redes sociales se han convertido también en el espacio donde el chavismo busca alimentar su discurso. Jhonathan Sánchez dirige Ciudad Petare, un medio oficial “no oficialista”, puntualiza, con una audiencia de 50.000 personas, según sus estimaciones. No obstante, admite que el diario “no es el que genera matrices de opinión hegemónicas en este momento”. En un país en el que el control del Gobierno de Maduro sobre la radio y la televisión es casi total, el Ejecutivo ha redoblado la presión contra varios portales a través de la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela.

Medios públicos

Sánchez defiende que “los medios públicos no son necesariamente oficialistas, también reflejan denuncias, sucesos, no hay una dinámica de ocultar cosas”, admite, al tiempo que señala: “Hay una delgada línea entre la propaganda y la información. Hay que reconocer que hay medios públicos oficiales que ofrecen información con mucho sesgo, pero esto es algo que se repite por la tradición hegemónica de los medios privados”.

Otro elemento de discusión para los medios críticos, sobre todo desde la aparición de Juan Guaidó, es la resistencia del sector más radical de la oposición. “Parece que los medios debemos tomar partido sin que se haga mayor crítica”, señala Reyes. “Ese sesgo también existe, y nosotros hemos podido discutirlo”, asegura la directora de Efecto Cocuyo, quien defiende: “Frente a un Gobierno que viola los derechos humanos, estamos con los derechos humanos, eso no hay duda”.

En la región minera del Orinoco llegó a haber 11 diarios; hoy solo queda uno

“Estamos solos, estas condiciones hostiles afectan”, dice una profesional

Please follow and like us:

Comments are closed.