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El bolívar, a la basura

El Gobierno anuncia una subida salarial del 60 % para paliar las críticas

REUTERS
Los venezolanos acudieron a los cajeros para conseguir la nueva moneda, puesta en circulación en festivo y en vísperas de una huelga.

Como un 1 de enero. Así vivieron los venezolanos el día de la reconversión monetaria, en el que el Gobierno de Nicolás Maduro quitó cinco ceros a una moneda, el bolívar, a la que Hugo Chávez ya había quitado tres. El mandatario declaró el día no laborable y la suspensión total de servicios bancarios (incluyendo la banca electrónica) durante doce horas hizo que el comercio paralizara totalmente sus labores en todo el país y las calles de Caracas se convirtieran en un escenario casi fantasmagórico.

La sensación de día festivo puede prolongarse hoy si, como se espera, amplios sectores de la población participan en el paro general convocado por los partidos proscritos de la oposición. Además, en medio de un recálculo de precios que según Maduro no puede existir, pero que es inevitable si se considera que el presidente anunció un aumento general de los salarios más bajos para que estos alcancen la cifra de 30 dólares mensuales. Y una subida de entre el 30 y el 60 % en los sueldos de todos los trabajadores para contener la hiperinflación. El sueldo mínimo en Venezuela, hoy, es inferior a un euro. «Los empresarios dolarizaron los precios. Ahora es momento de que aumente el salario», señaló Maduro.

Además, aseguró que controlará los precios para que estos no alcancen los 180 millones de bolívares, en la antigua denominación (1.800 ahora con el llamado bolívar soberano), que es el valor del nuevo salario mínimo. Aunque el Gobierno no publica datos de inflación desde 2015, Cendas, una oenegé que sí lo hace, calcula que una cesta básica está por encima de los 600 millones de bolívares; al cambio actual, unos 100 dólares, luego de que Maduro colocara el dólar al nivel del mercado negro, lo que siempre denostó. Para los pequeños empresarios, el nuevo salario implica, de facto, ir a la quiebra, como señalaba Sergio Genua, quien regenta un pequeño restaurante en el este de Caracas: «Voy a decirle a mis empleados que tengo que despedirlos. O eso, o que se queden con el negocio». A pesar de que Maduro indicó que pagaría las nóminas del sector privado durante tres meses, los gremios, tanto empresariales como sindicales, señalan que esto no solo es inviable, sino que esconde la intención de nacionalizar totalmente la economía, pues el mandatario ha hecho gran insistencia en que el país está en un proceso de «transición tardía al socialismo». El presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Larrazábal, señaló que «nadie puede trabajar a pérdida» y que aunque «no cree» que haya un cierre masivo de empresas, «sí es posible que estas se vean seriamente afectadas».

Mientras, el dirigente político Andrés Velásquez, que viene promoviendo la idea de la huelga general que finalmente se concretará hoy, señaló que «hay que hacer un paro de verdad, de repudio a la manera de gobernar de Maduro, que incluye todo tipo de abusos y desmontaje del Estado venezolano».

Se disparan los precios

En las redes, los venezolanos ya denunciaban el incremento exagerado del precio de los bienes en los pocos comercios abiertos y el diputado José Guerra, exdirector del Banco Central, señalaba que entre el aumento del precio oficial del dólar (aunque este haya sido una ficción hasta el viernes), el incremento salarial y el alza de cuatro puntos del IVA, «es imposible» que los precios permanezcan iguales. «¿De dónde saca Maduro para pagar eso? De la hiperinflación», señaló el parlamentario

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