La OTAN prepara un plan contra la explotación sexual en sus misiones militares. Tras los escándalos de abusos que han emergido en diferentes organizaciones internacionales durante los últimos años, la Alianza cree necesario un protocolo que evite malas prácticas en despliegues militares. La alta representante de la OTAN para Mujeres, Paz y Seguridad, Clare Hutchinson, anunció ayer en Madrid su intención de aplicarlo para el próximo mes de junio. Más allá de ese aspecto, Hutchinson, que ocupa este cargo de nueva creación desde el pasado enero, aboga por incrementar el peso de las mujeres en las fuerzas armadas, que hoy se limita al 11% de media en los países aliados.
La escasa presencia de la mujer en la esfera militar —especialmente en los niveles de mando, donde no alcanzan el 10%— ha alejado la perspectiva de género de este ámbito público. Para tratar de corregir esa carencia, la OTAN nombró a finales de 2017 a Clare Hutchinson. Su objetivo no es solo atraer a más mujeres al ámbito de la paz y la seguridad, sino implicarlas además en el diseño de esas políticas para ganar eficacia. “No se trata solo de números. Necesitamos más mujeres, pero también perspectiva de género”, argumentó en Madrid, donde participó en una jornada sobre mujer y
seguridad celebrada en la Casa de América.
Dentro del plan de acción que ha trazado para estos primeros meses, Hutchinson ha esbozado ya un proyecto para evitar los abusos y la explotación sexual por parte de los militares aliados. La iniciativa opera en dos direcciones: fijar unos criterios de profesionalidad que erradiquen estas prácticas entre los soldados aliados e inculcar esos mismos estándares en las fuerzas armadas de otros países a las que entrena la OTAN.
Con esta finalidad, quienes participan en misiones aliadas deberán someterse a un entrenamiento obligatorio que les permita identificar, evitar y atajar conflictos de naturaleza sexual y violencia contra las mujeres. Los mandos militares de cada
misión deberían garantizar que sus tropas cumplen con esta formación. Los 29 países aliados han otorgado ya un primer visto bueno al proyecto, que deberá detallarse en los próximos meses para que quede aprobado antes del verano, según precisan fuentes cercanas a la alta representante.
Políticas de conciliación
Abusos como los orquestados por cascos azules en diferentes misiones de paz o los de la ONG Oxfam en misiones humanitarias como la de Haití han abonado el terreno para que las organizaciones internacionales traten de erradicar unas prácticas que deslegitiman su labor en el exterior.
Aunque creciente, la presencia de mujeres en los ejércitos es aún reducida. En el promedio del 11% que arrojan los Estados de la OTAN, según datos oficiales correspondientes a 2016, conviven realidades diversas: desde el 1,3% de Turquía, el porcentaje más reducido, hasta el 20% de Hungría, el más elevado. Pero en ningún caso se supera esa barrera de una mujer de cada cinco miembros de las fuerzas armadas. “En España tenemos un 13%. Es un porcentaje bajo, pero elevado en comparación con otros aliados”, explicó la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la clausura de esta jornada. Canadá, país organizador de la conferencia y gran impulsor de la igualdad de género, se ha marcado la meta de contar con un 25% de mujeres en las fuerzas armadas para 2026. La participación actual es del 15%.
La contralmirante Josée Kurtz, directora de Seguridad de la Defensa de Canadá, citó las políticas de conciliación como uno de los elementos que favorecen la integración de más mujeres. El riesgo es que se conciban como una herramienta exclusivamente femenina. Kurtz, la primera militar canadiense que tomó el mando de un gran buque de guerra, en 2009, explicó la perplejidad que creó en el Ejército la iniciativa de su marido, también militar, de solicitar dos meses de permiso de paternidad. “Le sugirieron que era mejor que lo tomara yo”, relató.
La alta comisionada del Gobierno para la agenda 2030 de la ONU, Cristina Gallach, instó a incluir a las mujeres en las negociaciones de paz para hacerlas sostenibles. “Las cifras son muy negativas. El 90% de las víctimas de conflictos son mujeres y niñas”, alertó.
Para el almirante Juan Francisco Martínez Núñez, secretario general de Política de Defensa, el avance de la mujer en un ámbito como el militar requiere esfuerzos. “Este asunto no evoluciona de manera natural. Hay que forzarlo, ser los nuevos sufragistas”, ejemplificó. Este responsable, número dos del Ministerio de Defensa, cree necesario hacer obligatoria la inclusión de mujeres en procesos de paz. “Si no, no se consigue”, concluyó en su intervención.