El máximo representante de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, advirtió ayer de que la UE no se quedará de brazos cruzados ante el reconocimiento por parte del Kremlin de la independencia de las regiones separatistas ucranianas. Ante una «anexión, habrá sanciones y si hay reconocimiento, pondré sanciones sobre la mesa y los ministros decidirán», declaró Borrell tras la reunión de los ministros de Exteriores de los Veintisiete. «Pedimos al presidente Putin que respete el Derecho Internacional y los Acuerdos de Minsk y esperamos que no reconozca la independencia de las provincias de Donetsk y Lugansk», aseguró.
Sin embargo, el mandatario ruso reconoció ayer la independencia de las provincias ucranianas. «El reconocimiento de los dos territorios separatistas en Ucrania es una flagrante violación del Derecho Internacional, de la integridad territorial de Ucrania y de los acuerdos de Minsk», indicó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «La UE y sus socios reaccionarán con unidad, firmeza y con determinación en solidaridad con Ucrania».
Los países europeos, en colaboración con EE UU, llevan semanas perfilando un ambicioso paquete de sanciones para castigar a Rusia a niveles nunca vistos hasta el momento. Aunque las cancillerías europeas han guardado con celo el contenido exacto de estos castigos, podrían implicar el bloqueo de las exportaciones europeas en sectores vitales para Moscú, restricciones a las entidades financieras e incluso desconectar a Rusia del sistema electrónico de transacciones SWIFT, lo que dejaría al país al mismo nivel de ostracismo económico que Irán.
Según aseguró este fin de semana Von der Leyen en Múnich, estas medidas afectarían a «todos los bienes que fabricamos y que Rusia necesita con urgencia para modernizar y diversificar su economía, donde tenemos el dominio a nivel mundial y no tienen reemplazo» y además «supondrían que Rusia estaría prácticamente aislado de los mercados internacionales».
Según Borrell, en caso de reconocimiento a las regiones separatistas, se convocaría un Consejo Extraordinario de los ministros de Asuntos Exteriores que deberían dar su visto bueno por unanimidad a las medidas propuestas por el Ejecutivo comunitario. Ante las preguntas de los periodistas, el político español no descartó que pueda celebrarse una cumbre extraordinaria de los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 y reconoció que existe unidad en las capitales europeas para dar este paso. Además, los Veintisiete contemplan la posibilidad de que esta batería de sanciones también vaya dirigida contra Bielorrusia, si el país colabora en la ofensiva contra la integridad territorial ucraniana. Los dos países anunciaron la extensión de sus maniobras militares conjuntas, lo que ha contribuido a sembrar desasosiego en Occidente.
Uno de los grandes temores reside en que Vladimir Putin decida devolver el golpe de las sanciones económicas europeas con el corte total del suministro del gas, lo que pondría contra las cuerdas a los países de Europa Central y Oriental y contribuiría a la escalada de los precios. A pesar de esto, la UE y EE UU han hecho frente común para buscar proveedores alternativos de gas licuado con los que poder contrarrestar el boquete dejado por Rusia, país del que depende aproximadamente el 40% de gas que consumen los europeos.
Sobre la mesa está la desconexión de Moscú del sistema internacional de transacciones Swift