CIUDAD DE MÉXICO.– A unos días de que termine su sexenio, el presidente Enrique Peña Nieto declaró que entregará buenas cuentas en estabilidad económica, con crecimiento y desarrollo social. “Hoy, el país tiene los menores porcentajes de pobreza y de carencia sociales desde que se tiene registro”.
Sin dar cifras, el todavía titular del Ejecutivo federal pintó un panorama que dista de la realidad. De acuerdo a analistas económicos, el saldo es negativo, con muchos altibajos y una creciente inflación. Tan solo en deuda pública, la cifra es descomunal: en 2012, cuando tomó el poder, era de 5.3 billones de pesos, y ahora es de 10.5 billones de pesos.
Este monto, es la suma de los compromisos financieros de la Federación, empresas productivas del Estado y la banca de desarrollo. Se retrocedió en lugar de avanzar. Y lo que Peña Nieto ha presumido como logros, en realidad son verdades a medias, matizadas.
Por ejemplo, los empleos anunciados como nuevos, más bien fueron producto de una migración del sector informal al formal, ante las presiones fiscales, y desaparecieron más de un millón de empleos mejor pagados.
Además, los magros incrementos al salario mínimo, comparados con las alzas a la canasta básica y otros productos de primera necesidad, terminaron por pulverizar esos aumentos. Los ingresos, en términos reales, se redujeron.
Lo que Peña Nieto presume como un logro –la mayor recaudación de impuestos– en realidad no es tal, pues se tuvo un mayor gasto público y deuda en relación al Producto Interno Bruto (PIB). Hubo desorden en el gasto público.
Aún más: en este sexenio que agoniza, se dio un récord en la importación y robo de combustibles. Como nunca an-
tes se había visto, creció el mercado negro de gasolinas, gracias a los huachicoleros, que han ordeñado los ductos de Pemex a lo largo y ancho del país. ERRORES Y RETROCESOS
El economista Luis Pazos elaboró un documento titulado La
herencia de EPN, en su calidad de director general del Centro de Investigaciones Sobre la Libre Empresa, AC (CISLE), donde hace un análisis –sobre todo en materia económica– y desmenuza las pifias y retrocesos de la administración de Enrique Peña Nieto.
Grupo Cantón tiene una copia de dicho estudio, y estas son las partes sustanciales.
De entrada, Pazos es tajante: “El gobierno de EPN deja un México más pobre, endeudado, devaluado, violento y corrupto, del que recibió… nos quieren pintar a billetazos un México color de rosa”.
Y luego anota que la administración de Enrique Peña aumentó impuestos con el teórico objetivo de tapar el hoyo en los ingresos por la baja del petróleo. “El aumento de impuestos le dio recursos cuatro veces superiores a los que dejaron de percibir por el menor precio del petróleo”, indica.
El estudio precisa que los ingresos están inflados y calculados con un precio del petróleo superior al esperado, y un incremento en los ingresos fiscales bajo un supuesto crecimiento del 2.5 por ciento.
Así, “en 2017, aunque presumen que lograron un superávit primario del 1.4 por ciento del PIB, por primera vez en 8 años, también, por primera vez en 8 años, ya no crecieron los ingresos del sector público, que cayeron en 3.7 por ciento”.
Luis Pazos cuestiona: “Si EPN no corrigió estructuralmente, sólo maquilló, las finanzas públicas, en cinco años de su mandato, teniendo los recursos fiscales para hacerlo, por qué lo haría en su último año, cuando las graves consecuencias económicas de un gasto excesivo le tocarán capotearlas a un nuevo Presidente en 2019…”.
Y remata: “La herencia que dejará EPN será difícil y costosa de corregir…”.