Esta vez no sólo fueron palabras. Estados Unidos consiguió ayer retratar a Rusia, y también a China, ya que tuvieron que ejercer el veto en el Consejo de Seguridad. Moscú y Pekín frenaron la resolución estadounidense para facilitar ayuda humanitaria sin trabas en Venezuela. Sin embargo, en este texto también se avalaba, para consternación de rusos y chinos, “un proceso político pacífico” que conduzca a unas elecciones “libres, justas y creíbles”.
Aprobar esto significaría ratificar en la ONU que Nicolás Maduro salió reelegido el pasado mayo en unos comicios que no serían legales. Esta circunstancia la rechaza rotundamente la diplomacia del Kremlin, con el apoyo de China. Según su criterio, Juan Guaidó, el presidente interino, es un usurpador o sólo una cortina de humo de Estados Unidos para forzar un cambio de régimen.
La propuesta estadounidense obtuvo nueve de los quince votos (tres se opusieron y tres se abstuvieron). A favor estuvieron todos los del bloque occidental. Ese resultado sería suficiente para que saliera adelante, salvo por el hecho de que dos miembros permanentes se opusieran. Esto supuso su descarrilamiento. El embajador ruso Vasili Nebenzia presentó una alternativa. Quedó evidente que era un brindis al sol como contrapunto a su rival. Sólo obtuvo cuatro votos a favor, por siete en contra. Karen Pierce, la representante del Reino Unido, lo explicó claro: “El texto de Rusia ha fracasado y, además, ha tenido que vetar al otro. Esto refleja lo que sienten la mayoría de los miembros de Naciones Unidas, que es que la situación de Venezuela resulta insostenible”.
Según Elliott Abrams, el encargado estadounidense en esta crisis, “al votar en contra se protege al régimen tiránico de Maduro y se continúa incrementando el sufrimiento de los venezolanos”. Insistió en que Maduro utilizar bandas de gángsters contra su pueblo, reiteró el apoyo a Guaidó, del que teme por su vida.
“La mayoría está con nosotros”, indicó tras la votación.
Nebenzia volvió a la carga afirmando que el único objetivo de Estados Unidos es justificar una intervención militar en Venezuela. Bajo su prisma, EE.UU. tiene una “preocupación hipócrita” por la cuestión humanitaria. “Lo que hemos visto es una previa para intervenir con la excusa de que el consejo de seguridad no puede hacer nada”, dijo. Le replicó el embajador francés François Delattre. “Maduro quiere matar de hambre a su pueblo”, dijo.