VENEZUELA, REFUGIADOS SIN GUERRA
agosto 29, 2018
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VENEZUELA: LA MAYOR CRISIS MIGRATORIA EN MEDIO SIGLO

Venezuela vive la peor crisis humantaria en los últimos 50 años en Latinoamérica. Se estima que cerca de 2,5 millones de personas han huido de su país durante el gobierno de Maduro

  • Publimetro Chile
  • 28 Aug 2018
  • IRENE AYUSO MORILLO irene.ayuso@publimetro.cl

La crisis que azota Venezuela, ha dejado de ser un problema exclusivo del país caribeño, y se ha convertido en un completo quebradero de cabeza para toda la región, que busca de manera urgente dar una respuesta coordinada ante el riesgo de que los servicios públicos se colapsen y la xenofobia aumente.

Los venezolanos ya no migran, huyen de un país en ruinas. El paso constante de peatones por el puente internacional se ha convertido en la imagen de una migración sin precedentes en Venezuela.

Si los primeros venezolanos que migraron se fueron en avión, los que más se resistían a dejar su país ahora se ven forzados a escapar a pie, cargados de miedo y esperanza, confiando en que la opción migratoria sea una oportunidad para mejorar su situación y sin saber si algún día podrán volver al hogar que dejaron atrás.

De acuerdo con el estudio de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida el migrante venezolano sigue siendo mayoritariamente profesional, aunque ya se estima que el 12% de los que se marcha está en los estratos más pobres.

Y cada persona que se marcha, supone una historia de sacrificio: muchos de los que conforman la nueva oleada de migrantes, se están moviendo a pie, en una odisea que dura días e incluso semanas y en condiciones precarias. Muchos se quedan sin recursos para continuar el viaje y se ven obligados a vivir en parques públicos y a recurrir a la mendicidad y otros mecanismos perjudiciales para satisfacer sus necesidades diarias.

Del goteo a la masa: hambre y desesperación

La razón del éxodo venezo- lano no responde a un conflicto, como era el caso de Colombia, o Siria, sino a causa de una crisis económica caracterizada por la escasez de bienes fundamentales (comida o medicinas), hiperinflacción y salarios bajos, a lo que se suma la restricción de ciertos derechos civiles y políticos.

Hay informes que señalan que 1,3 millones sufren desnutrición. La gran escasez de medicamentos básicos y suministros médicos hace que los más de 100.000 pacientes con VIH y sida queden en riesgo por la falta de medicación necesaria. Además de que enfermedades antes erradicadas como el sarampión, la malaria, la tuberculosis y la difteria están nuevamente presentes y van al alza, señala Stephane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU.

Fuga de venezolanos: las cifras del adiós

Hasta junio de 2018, se estimaba que 2,3 millones de venezolanos, 7 de cada 100 venezolanos, de los 32,8 millones de habitantes han salido del país, principalmente hacia Colombia, Ecuador, Perú y Brasil. Sin embargo, es difícil saber con precisión la magnitud de la migración, ya que el gobierno no ofrece estadísticas sobre el éxodo.

Según cifras de la OIM, la presencia de los venezolanos en países suramericanos pasó de 88.975 – reportados en

2015- a 885.891 personas en

2017. Casi el 50 % de la población migrante de este país.

Para hacer una idea del nivel de aumento de la migración, en todo el 2017 ingresaron a Chile 177.347 venezolanos (cifra de la PDI), y sólo en el primer semestre de este año lo hicieron más de 144 mil personas provenientes de ese país.

Los ataques xenófobos

Venezuela ha pasado de ser un estado receptor a emisor. Es un país que tradicionalmente ha acogido a miles de refugiados de todo el mundo, entre ellos, de Argentina, Chile y Uruguay, siendo la escritora Isabel Allende una de las huéspedes más célebres.

Según sostiene Olga Sarrado, oficial de comunicación e información pública de ACNUR, “los países de la región, así como sus ciudadanos han mostrado gran generosidad y solidaridad en la acogida de venezolanos que han llegado a sus fronteras, manteniendo una política de puertas abiertas, pero con las elevadas cifras de venezolanos que cada día cruzan, la capacidad de recepción y provisión de los países de destino se encuentran bajo presión”.

Pero por otro lado también ha comenzado a aparecer una sombra de xenofobia en la región donde ya se han registrado situaciones violentas y rechazo hacia ellos.

En concreto en Brasil hubo algunas tensiones entre la población local y los venezolanos. Los residentes de Pacaraima atacaron el pasado 19 de agosto a los inmigrantes venezolanos después de que un comerciante fue asaltado, golpeado y apuñalado. Los brasileños culparon a cuatro migrantes por el ataque.

“Las muestras de discriminación y xenofobia incrementan la estigmatización de quienes se han visto forzados a abandonar su país y ponen en riesgo su integración en la comunidad de acogida. Estas demostraciones, llevadas a cabo por una minoría no pueden manchar la larga tradición de acogida demostrada por los países de la región”, añade Sarrado.

Criminalizando la migración

“Cuando los desplazamientos aún no eran muy masivos y por ende, muy visibles para la opinión pública, el comportamiento de los estados vecinos es de apertura, menos exigente, pero a medida que el éxodo se va dilatando en el tiempo y la cifra de entradas se va incrementando y por ende la concentración de personas en localidades cercanas a la frontera va aumentando , los Estados, como medida de reacción, tienden a adoptar medidas más restrictivas”, señala Rita Lages, abogada de la Universidad de Chile especializada en migraciones

Así ha pasado en Chile, y recientemente en Ecuador y Perú, donde ahora demandan la posesión de un pasaporte venezolano para poder entrar, lo que dificulta su entrada, dada la dificultad por obtener dicho documentos.

Pedir pasaporte no desincentivará la migración, la criminalizará : “En la medida en que los canales legales de entrada se cierran o se vuelven más difíciles de cruzar, lo más probable es que asistamos a la aparición de situaciones de tráfico de personas, no necesariamente por bandas delictivas organizadas, sino que el cruce irregular de la frontera puede ser llevado a cabo por personas nacionales o extranjeras que conozcan el terreno y los puntos de entrada menos vigilados, pero de mayor dificultad o peligro, lo puede llevar a casos de muertes, agrega Lages.

Consecuencias y desafíos

La crisis de migración masiva de venezolanos en la región podría tornarse en una similar a la de los refugiados, alertan desde las organizaciones humanitarias.

“Esta es una crisis que hemos visto en otras partes del mundo, particularmente en el mediterráneo, tenemos que empezar a delinear las prioridades y recursos para administrarla lo más pronto posible”, alertó Joel Millman, portavoz de la OIM.

La solidaridad es la clave: “esta crisis plantea un enorme test a la larga tradición jurídica del asilo en América, marcada por una visión humanista en relación con el exiliado y el solicitante de asilo, que se traduce en menores dificultades legales para obtener un estatuto legal en el país, en qué medida la actual práctica de los estados americanos es coherente con esa tradición”, sostiene Lages.

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